Domingo 16 del Tiempo Ordinario

Jesús ha venido a traer la salvación, por tanto donde está Jesús, allí ha llegado la salvación.

La intención de Jesús siempre será la escucha atenta a su palabra, que es mensaje de salvación, pero a su vez es necesario responder con la vida a la intención de Jesús.

Jesús nos visita, se hospeda entre nosotros y no tiene como prioridad la hospitalidad, él quiere que su palabra sea escuchada, porque ha venido a traer la salvación.

Abrir la puerta del hogar al Señor es disponerse a escuchar su mensaje de salvación.

Pero no basta que el Señor esté hospedado en tu hogar, porque aún así, puedes ser de los que ignora lo cerca que tienes la salvación. Y no se trata de que hay que "servir" o con aquel "cumplir con los quehaceres" sino más bien en el "afán desmedido", que termina absorbiendo, y ahogandonos en las preocupaciones.

Escoger la mejor parte, la que no será quitada, es ponerse a los pies del Maestro para escuchar su palabra. Somos discípulos del Señor, y es necesario darse el chance de estar a sus pies, darse la oportunidad de entrar en silencio para escuchar la voz de Dios.

Tantas veces sólo necesitamos hacer silencio, y escuchar, aunque parezca mentira, Jesús nos dice que "es la mejor parte" y agrega "y no le será quitada"; pero somos amantes del ruido, de la alharaca, del cacerolazo, por el silencio nos aturde.

¿Dónde está Jesús?
¿Cuál es mi prioridad?
¿Escuchar o aturdir?

Nos puede pasar que todo lo hacemos desde nosotros y por eso Jesús no está en nuestras prioridades, y eso de escuchar a Jesús será después, cuando tenga tiempo.

Pero lo podemos vivir al revés, cuando Jesús se convierte en nuestro punto de inicio, y como discípulos escuchamos; el trabajo estará después de escuchar a Jesús.

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👤 P. Deiby Sánchez
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📷 @pdeibysanchez

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