Domingo VI de Pascua
Domingo VI de Pascua
Tantas veces hemos cantado "Dios es amor, la Biblia lo dice..." pero qué tan consientes estamos de esta realidad.
Seguramente tenemos la definición del amor, tal vez cada quien lo puede traducir según sus propias experiencias, y aunque en diversidad de formas para expresarlo la esencia será la misma.
Cada uno expresa el amor de la mejor manera posible, algunos podrán ser estrambóticos y otros tal vez pasen desapercibidos.
También en este tiempo, Jesús habla a sus discípulos que quien se atreve a amarle no tendrá barrera para cumplir su palabra y ser amado por el Padre, que quien le ama será casa de Dios, y quien no le ama se quedará con las ganas.
Quien dice amar a Jesús, no puede estar preparando un banquete al señor tenebroso, eso es hipocresía, fariseísmo moderno. Quien así vive no puede ser casa de Dios, antes debe sacar la basura y echarla bien lejos.
Muchas veces hemos afirmando al leer la palabra de Dios, "es que no entiendo nada", pues algo entonces está pasando. No es leer y oír solo por leer y oír. Es amar a Dios leyendo y escuchando su mensaje. Es leerlo, es escucharlo teniendo la apertura a que el Espíritu Santo te enseñe todas las cosas.
"Ah claro es que yo estaba leyendo sólo, no había invitado al Espíritu Santo".
En el amor a Dios recibimos la paz, esa que no tiene nada que ver con la que da o busca el mundo. En el amor de Dios, Jesús nos entrega su paz. No es un juguete que después de tanto uso hay que desechar porque ya no sirve. Nos da la paz de valientes, esa que en la adversidad no nos hace perder la cabeza para hacer reclamos, sino que por el contrario, nos da la fuerza sonreír, esperando que el amor de Dios se instale en su casa.
P. Deiby Sánchez
@pdeibysanchez
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