Domingo de la Sagrada Familia

José y María, una vez más, como cada año visitan el Templo de Jerusalén, como lo pide la ley de Moisés.

Como padres han trasmitido su fe, tradición y fidelidad a su hijo Jesús, quien ahora tiene doce años, ya se le considera mayor de edad, y por ello tiene las mismas obligaciones de los adultos.

Jesús ya es un adolescente, por tanto ya no va por la calle, o por el centro de la ciudad agarrado de la mano de sus papás, ya se empieza a sentir adulto, y quiere valerse por sus propios medios. Más por el testimonio que ha recibido de sus padres, sabe y conoce muy bien el motivo de aquella visita al Templo de Jerusalén.

Él es consciente que aquél lugar es el signo visible de la presencia del Dios del Cielo en medio de su pueblo.

Aquel pueblo que al congregarse, se hace multitud, y todos sabemos que, en medio de tantos, esta la posibilidad de que, en el primer descuido, un niño se pierda, pero Jesús ya no es un niño, y por eso no se pierde, sino que muy a propósito, al ver a los doctores de la ley, se dispone a escuchar sus enseñanzas.

Jesús ya empieza a mostrar signos de su conciencia de "Hijo de Dios" y, entonces, sabe que estar en el Templo es estar en la casa de su Padre.

Ya no es el Pesebre de Belén, aquí ya no hay ángeles dando mensajes, ya es el tiempo en que no hay personas hablando de parte de Dios, sino que es el mismo Dios hecho adolescente quien ahora tiene la Palabra.

José y María después de buscar a quien creen perdido, lo encuentran ocupado en las cosas del Padre.

El Hijo de Dios tiene una familia, y son José y María, con quien ha vivido un sin fin de realidades desde el nacimiento en Belén, la presentación en el Templo, la experiencia migratoria a Egipto, la vida en Nazaret, el aprendizaje del trabajo en la carpintería, las visitas cada año al Templo, ..., y ya han pasado doce años, en donde esta familia ha vivido al pie de la letra la tarea encomendada de parte del Padre.

Ahora todo parece dejarnos con la incógnita de qué sucede desde entonces hasta que el Espíritu Santo lo lleve al Jordán, al desierto, a los caminos de Galilea. Ahora parece ser que lo que Jesús comienza a vivir es una "vida oculta", una vida que nadie debe saber, una vida que nadie debe conocer, una vida llena de misterios.

Tantas veces hemos inventado teorías, hipótesis, historias fantasiosas, novelas y hasta cuentos de hadas, para describir lo que Jesús viviera en todos esos años, y entonces nos hemos distraído y no hemos querido comprender que el evangelio mismo nos da la respuesta, se fueron a Nazaret y obediente  a la autoridad de papá y mamá el Chamo estaba creciendo en sabiduría, en estatura, y en gracia de Dios y de los hombres.

Jesús no se oculta, sino que nos invita a Nazaret, para que en familia podamos crecer en sabiduría y gracia. Entonces, ¿Cuál es tu Nazaret y cómo lo estas viviendo?

(P. Deiby Sánchez - @pdeibysanchez )

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