Apuntes de Teología: Globalización y Deshumanización

Globalización y Deshumanización

Las personas a nivel mundial han oído hablar de la globalización, aunque no sepan bien que es lo que se oculta detrás de ese nuevo mito de nuestro tiempo. Hay que subrayar que, antes que nada, significa una enorme y compleja modificación de la economía.
La globalización, por sí sola no existe, es fruto tecnológico: hay que recordar y tener en cuenta que el centro de la globalización es el hombre, hecho a imagen de Dios, es hijo de Dios con sus facultades, que piensa y hace a su vez una cultura. El desarrollo de este gran fenómeno, por así decirlo, de la globalización, se ha desarrollado masivamente en los últimos años y esto ha influidos a nivel cultural, económico, social, político y religioso, pero estos aspectos hay que asumirlos con toda responsabilidad.
Esto trae consigo una masificación de las ideas en el campo tecnológico, aunque la tecnología hace que los pueblo se interaccionen más rápido y a través de ella se crea una propia cultura. En esa masificación se encuentran las personas marginadas y/o anónimas, hasta el punto que se llega a un reduccionismo que va a conllevar a una deshumanización en cuanto a los países o personas anónimas.
Desde el punto de vista eclesial, la globalización ha ido suscitando desde muy pronto la reflexión de los teólogos y también los pronunciamientos del Magisterio de la Iglesia.
En la Encíclica Mater et Magistra del Papa Juan XXIII, este había observado la dimensión universal que había alcanzado en 1961 la cuestión social. Veía que la convivencia humana, los lazos y las relaciones se habían estrechado mucho más, gracias a los adelantos científico y técnicos, con esto aumentaba la interdependencia de los pueblos y sus problemas afectaban necesariamente a muchas naciones y a veces a todo el mundo.
El Concilio Vaticano II percibió la llegada de este nuevo signo de los tiempos. La Gaudium et Spes (63) dice: “entre los aspectos que la vida económica reviste en la actualidad constata la multiplicación e intensificación de las relaciones sociales y la interdependencia entre ciudadanos, asociaciones y pueblos, así como también la intervención cada vez más fuerte del poder público”.
Pero hay que reconocer que existe la injusticia, fruto de dinamismo económico, que reduce al hombre y lo lleva a una pérdida de su identidad, con campañas destructoras para el beneficio de unos pocos donde el pobre es cada vez más pobre y el rico es cada vez más rico. La globalización, fuera una maravilla si tuviese en cuenta los valores morales, éticos y religiosos de la persona inmersa dentro de la sociedad.
Ante este desafío ético que presenta la globalización hay tres posturas a tener en cuenta y examinarlas cuidadosamente: 1- Rechazarla; 2- Aceptarlas; 3- Tomarlas y humanizarlas, esta es una de las posturas que el cristiano de hoy ha de realizar para darle un mayor sentido y compromiso a este fenómeno.
La humanización es el esencial dinamismo que mueve y da sentido a la conducta humana. También se dice que es un proceso mediante el cual se adquiere rasgos típicos del ser humano.
Dentro de la humanización esta la familia como centro y/o la escuela de ella, y el amor va a fundamentar a esta familia ya que sin el amor somos incomprensibles. En referente al amor en la familia, Benedicto XVI expresa en un discurso del año 2006, en una vigilia con las familias: “la familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor. La familia es una escuela de humanización del hombre para que crezca hasta hacerse verdaderamente hombre, en este sentido la experiencia de ser amados por los padres lleva a los hijos a tener conciencia de su dignidad de hijos”
También está la escuela, lugar de humanización, este es un lugar privilegiado de promoción integral mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural, la escuela debe estimular al alumno para que ejercite su inteligencia, por medio de investigación intelectual y así pueda él ser referente de humanización dentro del ámbito social. El trabajo es otra fuente importante en la humanización, ya que allí el ser humano se dignifica y ejerce un compromiso con amor y humanidad.
La deshumanización se presenta como un proceso mediante el cual una persona o un grupo de personas pierden o son despojados de sus características humanas. La deshumanización se presenta como un sistema de dominación, allí se encuentran el poder y las tecnologías; en referencia al poder se encuentran los casos de los campos de concentración organizados por el nazismo, las dictaduras sudamericanas (Chile, Augusto Pinochet; Argentina, 1976-1983 bajo Jorge Videla).
En lo tecnológico, se ve la realidad de que cada vez nos estamos deshumanizando, ya que el mundo y los ambientes donde vivimos y nos desenvolvemos manifiestan día a día una crisis en todos los aspectos, en sus valores; el trabajo es factor de deshumanización cuando convierte a la persona en simple “objeto” o máquina de producción y cuando conlleva a la persona a vivir en condiciones menos humanas.
Cuando el hombre trabaja, tiene una familia y lo que gana no lo gasta para la familia, sino para los amigos, -en fiestas, borracheras, mujeres- y los hijos y su esposa aguantando hambre y malos tratos es algo deshumanizado.
Se da la deshumanización en la parte medica donde las personas que no tiene recursos suficientes para estar en una clínica privada son desalojadas de ellas como unos objetos; la clonación, la destrucción de embriones humanos; el conformismo y la sumisión, donde se vive en un falso placer, es decir, una especie de raza que está dormida. En la carrera hacia la evolución el hombre se ha deshumanizado, el hombre ha perdido la capacidad de pensar para prever el futuro.

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