Apuntes de Teología: Escatología
Escatología
El nombre “Escatología” se refiere al tratado de las realidades ultimas. Título
atribuido a Calov en el siglo XVIII. El primer tratado de escatología proviene
de San Julián de Toledo con el título de “Prognosticon
Futuri Saeculi”, es un dialogo con el Obispo de Barcelona Idalio, sobre el
origen de la muerte humana, la situación de las almas antes de la resurrección final
y sobre la resurrección de los muertos.
Junto al tema de la existencia de Dios, al hombre de
siempre, le ha preocupado el tema sobre el
más allá. Con el Concilio Vaticano II, la teología emprendió una tarea de descodificación
de la escatología en el sentido de presentar el cielo o el infierno no como
lugres físicos, sino como encuentro personal y amistoso con Dios o el rechazo
definitivo del mismo.
En la escatología clásica se daba una consideración casi
exclusiva de la escatología individual, la que tiene lugar inmediatamente después
de la muerte con su salvación o condenación inmediatas del alma. Actualmente se
tiende a privilegiar de modo casi exclusivo la dimensión cósmica y comunitaria
de la escatología.
Situación de la problemática:
Hoy la escatología
se ha convertido en horizonte, que sirve para iluminar desde el problema de la
conciencia de Jesús, de su predicación y de la fundación de la Iglesia hasta el
compromiso social del cristiano en la lucha transformadora.
El desmoronamiento
de la pregunta por las últimas realidades en forma de anti-paciones
descriptivas hizo surgir una pregunta más radical todavía por el significado de
ese Último inquietante. Así pues, no se trata tanto de preguntar por las “últimas
realidades” sino por lo “ultimo” de todas las realidades. No es por los acontecimientos
futuros por lo que pregunta el hombre moderno, sino por el acontecimiento del
futuro absoluto. No se indaga con curiosidad sobre los “eschata” (cosas ultimas), sino más exactamente sobre el “eschatos” (Último).
En resumen, la
escatología no viene a responder a las preguntas sobre el modo como acontecerán
las realidades ultimas. No son afirmaciones descriptivas, narrativas, sino que
implican un discurso performativo. No relatan, sino que provocan a las personas
la responsabilidad, a tomar actitudes ante su realidad. No son informaciones histórico-descriptivas,
ni son visiones proféticas anticipadas del futuro, sino que son teología en el
sentido estricto de la palabra. Hablan del Absoluto de Dios en relación con el
hombre y del hombre en relación con ese Absoluto, como esperanza, como perdón,
pero también como justicia.
La escatología
dispensaba en cierto modo al cristiano de preocuparse de las utopías. Su verdadera
patria celestial. La escatología cristina está totalmente dirigida hacia el
futuro.
La escatología
como respuesta simultanea sobre el destino último y sobre la actuación del
hombre este mundo se ha vuelto insuficiente y precaria con la ocupación del
primer plano por la problemática de la utopía como fuerza transformadora de la
realidad, como proyecto creativo de una nueva sociedad.
El hombre sabe
bien que la esperanza de una nueva tierra, lejos de atenuar, más bien debe
impulsar su solicitud por el perfeccionamiento de esta tierra. ¿Y por qué? Aquí
en la tierra puede ya presentar cierto esbozo del siglo nuevo. ¿Pero cómo? ¿Qué
significa y qué permanece de ese esbozo? ¿Hasta dónde implica un continuo
perfeccionamiento de la realidad definitiva? Si nosotros hemos de encontrar de
nuevo los buenos frutos de la naturaleza y de nuestro trabajo, aunque limpios
de toda impureza, ¿esto significa que la realidad definitiva está ya en parte construyéndose
aquí en un sentido muy concreto y hasta materialista?
Apuntes de clases
de teología.
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